El sueño es un estado fisiológico imprescindible para la vida, y su calidad y cantidad afectan directamente a la salud del individuo. Entre las funciones fisiológicas del sueño está la de autorregular las funciones del sistema nervioso central y de los demás tejidos corporales, restaurar los centros de reserva de energía celular y almacenar los datos en la memoria.
Según los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), más de 4 millones de adultos españoles sufren insomnio crónico, y entre un 25-35% de la población adulta lo padece transitorio.
El ritmo de vida actual y el envejecimiento de la población hacen, además, que el insomnio sea un trastorno cada vez más común, pudiendo ser transitorio, intermitente y crónico.
La dificultad para dormir puede deberse a numerosos factores internos o externos: enfermedades del organismo de carácter reumático, muscular o respiratorio, enfermedades cardíacas, dificultades psicológicas, como la ansiedad y el estrés, así como enfermedades endocrinas y de tipo metabólico, encabezadas por el hipotiroidismo.
Entre las numerosas causas cabe destacar el llamado “insomnio tecnológico”: la tecnología y esa luz azul tan característica del móvil, ordenador o Tablet altera por completo nuestros ciclos de vigilia y nuestro reloj biológico. Algo tan común como, de noche, estar en la habitación con la luz apagada y situar frente a nosotros estos dispositivos genera serios cambios a nivel cerebral, entrando en un estado de “alerta” e interrumpiendo la producción de melatonina, hormona que controla los tiempos de sueño y vigilia.
Se ha comprobado que el aumento de los casos de insomnio también ha generado un incremento en el consumo de medicación (benzodiacepinas) y, además, de forma prolongada en el tiempo, por lo que es importante recordar que las benzodiacepinas no se deben utilizar más de 12 semanas seguidas porque entorpecen cognitivamente por sus efectos sedativos o depresores del sistema nervioso central
Ante esta situación es importante llevar un estilo de vida saludable, tomar cartas en el asunto, y más aún, ser partícipe de la propia salud. Desde aquí se enmarca la propuesta de yoga terapéuticocon la práctica del “Buen dormir”, una secuencia creada para personas que tienen dificultad deconciliar el sueño y que se adapta a cada una según sus condiciones y demandas con el compromiso de ser practicada diariamente durante un periodo de tiempo.
El principio que utiliza el yoga es el de reforzar el poder innato de cada persona, entendiendo que no hay separación entre cuerpo, pensamiento, emoción y espíritu. La práctica de yoga terapéutico invita a la escucha del cuerpo con sensibilidad y respeto, actuando sobre los diferentes niveles interconectados, desde dentro hacia fuera, abriendo espacios y creando salud.
En Calma, la yogaterapeuta Mariajosé Serrat, te escucha y adapta la práctica individualmente
a través del método creado en la Escuela “Pranamanasyoga” .